domingo, 30 de septiembre de 2012

Un poco de mí

Desde la adolescencia me preocupé por lo que significaba el tiempo y el espacio en el ser humano. Empecé a darme cuenta de que a la vez que vivía, el tiempo se iba y el espacio cambiaba al tanto que yo me entregaba a la vida. Quería que el tiempo se congelara entre mis manos y cada vez que quisiera, volver a recordar el tiempo vivido. Deseaba robar al tiempo lo que el tiempo me quitaba y perpetuar lo que pasaba por mis ojos. Y entonces descubrí que la fotografía era una copia fiel de la realidad, un engaño al tiempo, una forma de amontonar recuerdos en imágenes. Me fascina hoy día el papel evocador de este arte. Aún recuerdo aquellas cámaras analógicas, la Voigtlander, Yashica, Pentax,… Ahora cuando repaso el tiempo veo los defectos de aquellas fotos: demasiado sobreexpuestas o subexpuestas, torcidas, desenfocadas. Me costó, y aun me cuesta dominar el lenguaje el lenguaje fotográfico. Siempre he disfrutado cuando he fotografiado. Ha sido una sacudida intensa el ver el mundo a través del objetivo. Disfruto cómo cada persona tiene una forma muy suya de captar ese mundo. Lo que a mí me atrae de un rincón o algún paisaje o algún rostro a otro le puede cansar y no decirle nada lo que ve. He aprendido mucho de ver como los demás hacían fotos, de asistir a exposiciones, de navegar por la red e introducirme dentro de los fotoblogs o portfolios. He aprendido con la fotografía a adecuarme a situaciones no controladas, y sobre todo a esperar, y buscar el momento adecuado. Dentro del campo de la fotografía tiendo a captar el detalle de la vida, la gente que me rodea y sobre todo el retrato. Yo entiendo este arte como una síntesis entre la pintura, la escultura, la poesía. Creo que a las fotos de moda, y en eso soy crítico, le falta algo de esa sensibilidad que yo persigo. O a lo mejor es que la gente hoy día tiende a la sensación del cuerpo y la belleza con el fin último del consumo. Si se contemplan mis fotos, intento transmitir la visión que tengo del alma de la modelo y darle un aire personal y romántico, que inspire ternura, paz e intimidad. No tengo gran experiencia en fotografía de interiores lo mismo que en otras técnicas fotográficas. Me gusta el campo, los edificios ruinosos, los cortijos perdidos,... Gozo con dar mi versión personal fotográfica sobre la personalidad del ser humano que posa delante mía.