miércoles, 10 de octubre de 2012

"Todo se puede sacar de una mano abierta" (Ejercicio práctico basado en la obra de Duane Michals, 1932)

Duane Michals nace el día 18 de febrero de 1932 en el seno de una familia americana católica de clase obrera. Su formación fotográfica es autodidacta. En 1958 hace un viaje a Rusia y se propone retratar a todas las personas que se encuentra. Esta situación le crea problemas con el gobierno americano ya que existía tensión en aquellos momentos por la Guerra Fría. A partir de esta experiencia se dedica con intensidad a la fotografía. Ha trabajado en diferentes campos de la fotografía comercial colaborando con prensa, revistas, y en la edición del trabajo gráfico de algunos discos musicales. También ha recibido premios por su obra en Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. El fotógrafo que más ha influido en sus obras ha sido Atget. Aunque en sus fotografías se nota la influencia del surrealismo, especialmente Magritte y Balthus. Sin embargo, suele introducir elementos de reflexión sobre la existencia humana. Después de realizar su primera exposición en la Underground Gallery de Nueva York con los retratos realizados en su viaje a Rusia en 1963, ha ido realizando después retratos que han continuado esta tendencia de hacerlos en su propio ambiente y no utilizando el estudio fotográfico. La parte más significativa de su obra son las secuenciaciones y la incorporación de textos como elementos visuales integrados. Una característica esencial de su obra es la redefinición del medio fotográfico como un medio artístico y no como un registro de la realidad, destacando el papel de las emociones y los sueños. Sus escenificaciones y sus textos añadidos le sitúan en el arte conceptual y filosófico. Duane Michals, acredita su fama y su singular mirada a la falta de educación formal como fotógrafo, ya que como hemos dicho fue un autodidacta. Pero en 1966 comienza a hacerse con un estilo propio y único a través de la técnica de la secuenciación: una sucesión de fotografías como forma de contar historias con, incluso, un desarrollo temporal. Una técnica que perfiló aún más en sus trabajos a mediados de la década de los 70 al incluir pequeños manuscritos en las copias para reforzar su significado. En el PhotoEspaña 2001, cuarta edicion, fue reconocido con el galardón más importante de este Festival Internacional, por su "vocación indagatoria" del alma humana y su "raigambre existencial". Nuestro fotógrafo siente tanta pasión por los cuentos como por el cine. Siente un gran entusiasmo por Borges y por Truffaut, por un mundo, en definitiva, en el que lo importante es la idea, no la imagen. Él suele decir: "Me gusta la ironía", con un envidiable sentido del humor. Le gusta ridiculizar a todos sus colegas más pretenciosos. "Los artistas de hoy, que tienen ideas de una envergadura muy corta, necesitan grandes formatos para simular que están haciendo algo interesante. Los que tienen ideas brillantes pueden trabajar perfectamente en formatos reducidos porque sus ideas relucirán con intensidad”. Su serie Sequences de finales de los sesenta y principios de los setenta contiene dos de sus aportes más reconocidos e importantes a la fotografía. Es un trabajo con secuencias de imágenes (entre 5 y 15 por obra). Es un esfuerzo experimental para contar una historia en la que la realidad nunca está presente, siempre va arrastrada por el tiempo. El resultado son obras enigmáticas, casi ilustraciones de fantasías oníricas donde el tiempo, insertado entre los lapsos de las secuencias, recubre de incertidumbre el sentido de su sucesión. Esto, y la inclusión de textos y pintura, supusieron no sólo su consagración como autor sino que se convirtió en punto de referencia obligado al hablar de la capacidad narrativa de la fotografía. "Quien ve mis fotos ve mis pensamientos" es una declaración de principios por parte de Michals pero también una sutil llamada a la complicidad con el espectador. Con la sucesión de imágenes que constituyen una secuencia, Michals consigue desarrollar discursos sobre todo metafísicos, apoyándose en escenarios desnudos. A quienes le han acusado de servirse de esta técnica para desfogarse de su deseo de hacer cine, Michals les responde que las fotosecuencias son al cine lo que la poesía a la novela: una sintaxis completamente diferente. Sus imágenes tratan de fantasias eroticas, humoristicas, muchas veces violentas, de ocurrencia espontánea, utilizaba luz natural y muy poco equipo técnico. En ocasiones sus imágenes son borrosas que insinúan historias fantasmales, espiritualidad, enfatizaban lo oculto, lo misterioso. Una de sus series se titula “Things are queer” (1973), basada en esta y a título de ejercicio práctico traigo esta serie compuesta por 9 fotografías a la que he denominado “Todo se puede sacar de una mano abierta”.
Fotografía nº 1
Fotografía nº 2
Fotografía nº 3
Fotografía nº 4
Fotografía nº 5
Fotografía nº 6
Fotografía nº 7
Fotografía nº 8
Fotografía nº 9

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio