domingo, 21 de octubre de 2012

Comentario sobre el video de James Nachtwey

James Nachtwey (Siracusa, Nueva York, 1948) es un influyente fotógrafo de guerra estadounidense. Influenciado por las imágenes de la Guerra de Vietnam y del Movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos, decidió hacerse fotógrafo. Su primer trabajo como fotógrafo internacional fue la cobertura del movimiento civil en Irlanda del Norte en 1981 durante la huelga de hambre protagonizada por miembros del IRA y del INLA. Desde entonces, James Nachtwey se ha dedicado a documentar guerras, conflictos y situaciones sociales precarias. Al contemplar con interés y profunda observación el video sobre el trabajo diario de James Nachtwey en la clase del 18 de octubre de 2012, he llegado a plantearme diversas consideraciones sobre este fotógrafo. Sin duda alguna se trata de un genio en su trabajo, y como tal, “en la adversa fortuna se descubre y en la prosperidad se oculta”. No obstante, como refiere Séneca, “no ha habido hombre de genio extraordinario sin mezcla de locura”. Me llama la atención su forma de actuar en su trabajo y como maneja su expresividad corporal. Por lo general habla bajo y se mueve con una lentitud asombrosa, que da paz al que lo contempla. De esas actitudes y del análisis de su personalidad puedo arriesgarme a describir algunos de sus rasgos: 1.- Se le observa solitario y reservado. Sus vivencias como reportero de guerra lo apartan de los que no han vivido esas experiencias. 2.- Respetuoso al extremo con aquellas personas a quienes va a fotografiar. Ese respeto sublime le abre la puerta del dolor y las diferentes reacciones de duelo según la comunidad que visite. Me llama la atención con qué delicadeza se acerca al sufrimiento de las personas, cómo saluda a la gente, para después captar lo que sucede, y una vez terminado su trabajo, vuelve a saludar despidiéndose de ella. 3.- Actitud silente, tanto en la calle como en su intimidad. Para él es muy importante “estar centrado en uno mismo”. 4.- Organizado, orgulloso, perfeccionista, riguroso, limpio en su trabajo y en su escritura. Es un ser incansable porque para nuestro artista “queda tanto por hacer”. 5.- No siente miedo cuando está trabajando porque lo importante no es el miedo sino “cómo lo manejas”. 6.- Contagia la serenidad con la que se acerca a los demás. Esa tranquilidad y paz genera confianza y los que están sumidos en el pozo del dolor “aceptan su presencia”, “quieren que esté él allí” y quieren que sea “su voz” que denuncie a través de sus fotografías lo que está ocurriendo en aquel lugar y en aquel momento. 7.- Controla las emociones por completo. Llama la atención como se ha ido transformando su mímica a través de los años. Se le nota cansado, taciturno, abatido, doliente, posiblemente con sentimientos de culpa por no hacer más de lo que hace por evitar las tragedias del mundo. Su vida es su trabajo, la vida intima, la familiar, como sucede en los grandes genios, queda aplazada y arrinconada, porque “la gente que fotografío son más importantes que yo mismo”. Si no existiera James Nachtwey, ¿quién denunciaría las iniquidades del ser humano que están ocurriendo (y han ocurrido) en todo el planeta? Por eso me planteo, y así termino este improvisado comentario, ¿qué va a ser de él cuando la evidencia de la edad le impida ejercer su profesión que tanto ama y que tanto le ha mordido?

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